Consejos y salud

La Incontinencia urinaria (IU) es un problema muy frecuente y costoso. Es altamente prevalente en la población adulta y 2 a 4 veces más frecuente en mujeres que en hombres.

Se sabe que el 25% de las mujeres pre menopáusicas y el 40% de las postmenopáusicas, presentan algún grado de pérdida involuntaria de orina.

La incontinencia urinaria se define según la Sociedad Internacional de la Continencia, como cualquier pérdida involuntaria de orina. 
Se conocen diversos tipos de incontinencia de orina, algunas fisiológicas, otras por restricciones funcionales, lesiones nerviosas o musculares, por enfermedades y/o medicamentos Entre las más comunes se encuentran: La Incontinencia Urinaria de Esfuerzo (IUE), que es la pérdida de orina debido a un esfuerzo físico, el cual provoca un aumento en la presión intraabdominal, traduciéndose en que la presión intravesical se hace mayor que la presión uretral, con la consiguiente pérdida involuntaria de orina.

La Incontinencia Urinaria de Urgencia (IUU), que es la pérdida de orina precedida por una urgencia inmediata de orinar, debida a un descontrol en la contracción del músculo detrusor, que superará la resistencia uretral. Por último, está la Incontinencia Urinaria Mixta (IUM) que es la mezcla de las 2 anteriores. La forma más prevalente de IU en las mujeres, es la IUE, que es un 48% de todos los tipos de IU. Distinguir el tipo de incontinencia es muy importante, ya que el tratamiento es distinto en ambos casos. Existen múltiples causas que pueden provocar la pérdida de orina de forma involuntaria, siendo los más importantes el embarazo, el parto y sobre todo el parto vaginal. Afecta a todo el grupo poblacional desde la edad infantil hasta la vejez tanto hombres como mujeres. Su incidencia aumenta de manera lineal con la edad, pudiendo considerarse, como un signo geriátrico por su alta prevalencia en mayores de 65 años, provocando un terrible impacto en la calidad de vida de las personas, haciendo de esta patología, un problema por sobretodo social.

Muchos la consideran como normal debido a la edad y gran parte de las mujeres incluso profesionales de la salud consideran la IU, “normal si se ha parido”; y la vergüenza que supone para quien la padece, hace que las mujeres nunca consulten por este problema y así la IU queda como una patología con prevalencia subestimada, no prevenida y no tratada oportunamente. Por otro lado, los médicos rara vez preguntan a sus pacientes si padecen dicha enfermedad.

El impacto sobre la calidad de vida puede llegar a ser considerable, con repercusiones sobre actividades cotidianas, laborales e interacción social, con modificaciones en las actividades recreativas e incluso abandono de ellas. En definitiva, se trata de un problema de salud importante, pudiendo llegar a ser incapacitante para la vida social y con consecuencias terribles para la persona.